La finalidad de la conservación-restauración de una obra es detener su deterioro y estabilizar su estado. Cuando pierde parte de su significado o función hay que intentar devolvérselo, teniendo como objetivo facilitar nuevamente su comprensión, su uso, su apreciación y disfrute. Esto requiere la utilización de materiales afines, reversibles y compatibles con los empleados por el artista en su ejecución.

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Un protocolo de intervención comienza por documentar la obra en lo que se refiere a su autoría, procedencia e historia. Realizar un examen general de su estado de conservación. Si fuese necesario y el cliente lo solicitase, previo presupuesto, se realizaría un estudio físico químico en un laboratorio especializado para profundizar en el conocimiento de los materiales constitutivos, métodos y técnicas de aplicación.

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A la vista de la exploración ya se podrá evaluar e identificar las causas del deterioro y realizar un diagnóstico. En esto se basará la propuesta de tratamiento e  intervención de la obra, así como la estimación del presupuesto.

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Toda la información y documentación fotográfica generada  quedarán recogidas en un informe o memoria que se entregará al cliente al finalizar el trabajo.